Aprendí y decidí.
Después de esperar tanto, un día como cualquier otro decidí triunfar.
Decidí no esperar las oportunidades sino buscarlas.
Decidí ver cada problema como la oportunidad de encontrar la solución.
Decidí ver cada desierto como la oortunidad de encontrar un oasis.
Decidí ver cada noche como un misterio a resolver.
Decidí ver cada día como una nueva oportunidad de ser feliz.
Aquel día descubrí que mi único rival son mis propias debilidades, y que en ellas se encuentra la mejor forma de superarme.
Dejé de temer perder, y empecé a temer no ganar.
Descubrí que nunca fuí el mejor, y que quizás nunca lo fuí.
Me dejó de importar quien ganara o perdiera: ahora me importa simplemente saberme mejor que ayer.
aprendí que lo difícil es no llegar a la cima, sino jamás dejar de subir.
Aprendí que el mejor triunfo es tener el derecho de llamar a alguien "amigo".
Dejé de ser un reflejo de mis escasos triunfos pasados y empecé a ser mi tenue luz de este presente.
Aprendí que nada sirve ser luz si no vas a iluminar el camino de los demás.
Aquel día dicidí a cambiar muchas cosas, y aprendí que los sueños son solamente para hacerse realidad.
Desde entonces no duermo para descansar, sino para soñar.
Encotrado entre unos papeles viejos de Omar Sigot
martes, 16 de julio de 2019
martes, 2 de julio de 2019
Responso al Crucero Inmortal
-Responso al Crucero Inmortal –
( P. Vilca) 02 de Mayo de 2010
Amado Padre. Tu
que miras desde lo alto, los terruños de la patria,
no quisiste que
faltaran defensores de las aguas.
Mas de trescientos
marinos que demandó el honor y obedecieron,
que requirió el
deber y lo acataron,
con su sangre, la
empresa rubricaron,
con valor,
nuestras Islas defendieron.
Hombres y
Guerreros, Débiles o Fuertes,
Tú sabes Padre
cómo fueron.
Pero fieles al
juramento que empeñaron, como valientes lucharon,
y como mártires
murieron.
Que su destino, el
Sacrificio supremo;
Que Defender a la
patria, su pasión entera;
Que Servir en la
Armada, su vocación y cino,
encuentre en nosotros cabida,
más nunca indiferencia, crueldad ni olvido.
Que el recuerdo
inapagable por estas almas inmortales,
a gratitud nos muevan cumplir,
lo que la patria nos demande
Oh Señor de los
consuelos, y de inmortales, Rey Eterno:
Bendice a nuestros
hijos, hermanos y paternos.
Que descansen
gozosos, junto a las hordas que lucharon,
por una patria
emancipada, por el honor de nuestros suelos.
Y aunque azorados
por la ausencia, de aquestos soldados bravíos:
Dirije nuestros
navíos
a la plenitud de
tu indulgencia.
Gloria y honor por
los siglos, en las aguas torrenciales:
Al defensor del Atlántico;
Al Guerrero de los Mares.
Que Dios los tenga
en la Gloria, camaradas y hermanos
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